La vida de Isabella Boyer es como una novela emocionante.
Nació en París, hija de un chef pastelero africano y una madre inglesa. Isabella poseía una belleza especial y, a los 20 años, se casó con Isaac Singer, el fabricante de máquinas de coser, quien tenía 50 años.
Tras la muerte de Singer, Isabella se convirtió en la mujer más rica del país. No es de extrañar que fuera elegida como modelo para la Estatua de la Libertad, pues encarnaba el sueño americano.
Viuda, Isabella viajó por el mundo y se casó con el violinista holandés Victor Robstett, convirtiéndose en condesa.
Se convirtió en una figura prominente en América y Europa, y conoció al escultor francés Frédéric Bartholdi en un evento mundial.
Bartholdi, impresionado por su belleza y su historia, usó su rostro como modelo para la Estatua de la Libertad.
Isabella se casó una tercera vez y murió en París en 1904 a los 62 años, pero su rostro perdura en la icónica estatua en Nueva York, simbolizando la libertad y el orgullo estadounidense.
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