París, finales del siglo XIX. El cuerpo de una joven apareció flotando en las aguas del río Sena. No tenía heridas visibles ni signos de violencia. Su identidad jamás se descubrió.
En aquella época, la morgue de París era un lugar público donde los cuerpos sin reclamar se exhibían tras un vidrio. Multitudes acudían a ver los rostros de los muertos, con la esperanza de reconocer a alguien... o simplemente por morbo.
Un trabajador de la morgue quedó fascinado por la expresión serena y enigmática de la joven. Decidió tomar una máscara mortuoria de su rostro, un molde en yeso que inmortalizaría su belleza.
Pronto, la máscara de la "Desconocida del Sena" se convirtió en una especie de moda en los círculos artísticos de París. Copias de su rostro adornaban los estudios de pintores, poetas y escritores.
Algunos decían que había sido una joven suicida, una amante abandonada, una actriz caída en desgracia. Otros la comparaban con la Mona Lisa por su expresión misteriosa.
Décadas después, en la década de 1950, la máscara de la Desconocida del Sena se utilizó como modelo para el primer maniquí de reanimación cardiopulmonar (Resusci Anne). Desde entonces, millones de personas han practicado RCP sobre su rostro.
La mujer sin nombre que se convirtió en la más besada del mundo.
A través de esta muñeca de entrenamiento, la Desconocida del Sena ha sido "salvada" miles de veces. Irónicamente, ella misma nunca pudo ser rescatada.
Su rostro ha inspirado novelas, películas y teorías sin fin. ¿Quién era? ¿Cómo murió? Nunca lo sabremos. Pero su imagen sigue cautivando al mundo más de un siglo después.
"Hay belleza en el misterio. Y pocos misterios han sido tan bellos como ella."
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