Todos conocemos la expresión "𝙨𝙖𝙡𝙞𝙧 𝙙𝙚𝙡 𝙖𝙧𝙢𝙖𝙧𝙞𝙤", pero ¿sabes cuál es su origen y cuándo fue empleada por primera vez en la historia? El primer valiente que la usó fue un alemán del siglo XIX cuya historia merece ser contada...
El origen de esta expresión proviene de la traducción de la frase inglesa "coming out of the closet", de donde se origina el concepto y que a su vez deriva de "to have a skeleton in the closet" (tener un esqueleto en el armario), que significa tener algo vergonzoso u oculto que no se quería hacer público.
Karl Heinrich Ulrichs fue un alemán nacido en 1825 que, desde muy joven, se dio cuenta de que le gustaban los hombres, pero la sociedad en aquel momento no aceptaría esa postura, así que se calló y prosiguió con su vida. Se graduó en la universidad en Historia y Teología, y también realizó estudios de Derecho.
Pero a los 37 años tomó la valiente y difícil decisión de decirle a su familia y amigos que era homosexual. En aquella época esa palabra ni siquiera existía, así que inventó una: "urning", una palabra basada en la mitología griega que creó para designar a lo que él llamaba el tercer sexo, hombres que se sienten atraídos por otros hombres.
Así pues, en 1867, el primer hombre gay de la historia moderna anunciaba públicamente su orientación sexual con la frase "tengo un esqueleto en el armario" y lo hizo nada más y nada menos que en el Congreso de Juristas de Múnich que se celebraba el 29 de agosto de 1867. Desde el estrado pidió a sus colegas que apoyasen una moción para derogar del código penal la ley que criminalizaba las relaciones entre personas del mismo sexo. Sin embargo, fue abucheado y apartado a la fuerza del estrado.
Pero Karl no cejó en su empeño y tres años más tarde publicó un texto legal que fue una revolución, ya que desmontaba la idea que existía en su época de que la homosexualidad estaba asociada al vicio, a la perversión y al pecado, afirmando que realmente era algo totalmente natural y que no debía ser perseguido.
Su revolucionario texto, 157 años después, está plenamente vigente.
A pesar de sus esfuerzos, aún tendrían que pasar décadas para que se legalizase la homosexualidad, castigada en gran parte de Europa hasta pasada la mitad del siglo XX.
Por ello es necesario conocer historias como las de Karl, un valiente que hace 157 años tuvo el coraje para salir a la luz pública y exigir su derecho a ser tratado como los demás.